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Antes de que lleves a un perro a tu hogar es importante que sepas cómo cuidarlo. Debes satisfacer sus necesidades tanto físicas como emocionales. Esto significa que debes proporcionarle alimento nutritivo, agua limpia, refugio y la oportunidad de vivir en un hogar seguro. También significa que debes asegurarte de que tu perro sea feliz proporcionándole suficiente tiempo para jugar, ejercicio y estimulación para su mente. Cuidar a un perro es una responsabilidad muy grande, así que ser el dueño de un perro no es algo que deba tomarse a la ligera. Sin embargo, este artículo te ayudará a establecer un vínculo de amor y confianza con este importante nuevo miembro de tu familia de manera exitosa.[1]
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- Alimenta a tu perro con alimento para perros de buena calidad. Lee la etiqueta del alimento que vayas a comprar.[2] Los primeros ingredientes deben ser un tipo de carne, no un subproducto cárnico o algún tipo de grano. De esta manera, sabrás si el alimento tiene un alto contenido de proteína o si solo saciará el hambre de tu perro.
- Pídele a tu veterinario que te recomiende alimentos para perros. Es posible que el veterinario te recomiende el alimento adecuado para tu cachorro o incluso te brinde sugerencias sobre la cantidad de alimento que debes darle.
AD - Alimenta a tu perro dentro de un horario regular. Es recomendable que lo alimentes dos veces al día.[3] Averigua la cantidad correcta que debes darle a tu perro diariamente, la cual generalmente aparece en el empaque de alimento para perros, y divídela en dos partes. Alimenta a tu perro con la primera mitad en la mañana y con la segunda en la noche.
- Una rutina estable de alimentación también puede ayudarte a entrenar a tu perro en la casa. Los perros generalmente hacen sus necesidades de 20 a 30 minutos después de alimentarse.
- Evita darle a tu perro una cantidad excesiva de bocadillos o alimento para personas. De lo contrario, tu mascota podría subir de peso o tener problemas de salud. Cíñete a la regla de solo darle bocadillos mientras lo entrenes. Recuerda que esta regla puede ser difícil de seguir, especialmente si tu cachorro te ve con ojos de tristeza. Sin embargo, ¡mantente firme!
- No alimentes a tu perro con alimento que no sea bueno para él. Existen muchos alimentos que, además de no ser buenos para tu perro, podrían perjudicar su salud. No le des a tu perro chocolate, palta, masa de pan, pasas, uvas, cebollas o xilitol, que es un edulcorante sin calorías.[4]
- Dale agua a tu perro. El alimento no es lo único que tu perro necesita para sobrevivir. El agua es igual de importante, o incluso más, que el alimento. Dale a tu perro acceso libre al agua todo el tiempo. Eso no significa que debas darle acceso a ella cuando no sea factible, por ejemplo, cuando estés dentro de un auto, aunque si es posible deberías proporcionarle un tazón con agua limpia.AD
- Asegúrate de conocer a un veterinario bueno y confiable. Una buena forma de escoger a un veterinario es prestar atención a si él o ella responde a tus preguntas con prontitud y demostrando un amplio conocimiento del tema. Asimismo, es importante que observes la forma en la que el veterinario interactúa con tu mascota. Debes llevar a tu perro a chequeos regulares. Por lo tanto, si el veterinario está demasiado ocupado, posiblemente debas buscar uno nuevo. Siéntete libre de cambiar de veterinario incluso después de llevar a tu perro a uno.[5]
- Recuerda que también debes conocer una clínica veterinaria de emergencia que esté abierta las 24 horas del día y los fines de semana.
- Vacuna a tu perro. Tu veterinario te informará sobre las enfermedades comunes en tu área y contra qué enfermedades es necesario que lo vacunes. Generalmente, las vacunas se actualizan con inyecciones de refuerzo regulares, las cuales pueden aplicarse anualmente o cada tres años, dependiendo de la enfermedad.
- En la mayoría de países es obligatorio que vacunes a tu perro contra la rabia. Aunque este no sea un requerimiento legal, es recomendable que lo hagas para proteger a tu mascota y a ti mismo de esta enfermedad mortal.
- Considera colocarle a tu perro un chip de identificación. Este dispositivo es un pequeño microchip que se inyecta debajo de la piel sobre los omóplatos. Cada chip tiene un número único que se registra en una base de datos con tu información de contacto. En caso de pérdida o robo de tu mascota, el chip es una forma de vincularte con tu perro y probar que eres su dueño.[6]
- Usa tratamientos para prevenir los parásitos regularmente. Es importante que tu perro reciba un tratamiento de desparasitación básico regularmente para combatir los nemátodos. La frecuencia de este tratamiento depende del estilo de vida de tu mascota. Un perro que permanece en casa tiene un riesgo menor de tener parásitos en comparación con un perro de cacería. Por lo tanto, este aspecto influenciará en las recomendaciones de tu veterinario sobre cuán frecuentemente debes desparasitarlo. Es posible que un perro que tenga menor riesgo de contraer parásitos solo necesite un tratamiento para los nemátodos dos o tres veces al año, mientras que un perro con un riesgo mayor deba recibir tratamientos mensuales.
- También considera otros riesgos como la dirofilariasis canina.
- Además, usa tratamientos preventivos para las pulgas y un producto que mate las garrapatas si vives en un área donde proliferen estos arácnidos.
- Esteriliza a tu perro. Al hacerlo reduces el riesgo de que contraiga algunos trastornos de salud, como cáncer de mama (si la esterilización se lleva a cabo antes de la segunda temporada) y piometra (pus en el útero) en las hembras, y agresividad y enfermedades de próstata en los machos. Además, hacerlo es una decisión responsable ya que reduce el problema de la reproducción accidental y la sobrepoblación de mascotas.[7]
- Ten en cuenta que los perros esterilizados tienen un mayor riesgo de sufrir algunos problemas de salud. Por ejemplo, podrían sufrir algunos tipos determinados de cáncer y problemas de tiroides, así como enfermedades cardiacas. Por lo tanto, medítalo con detenimiento.
- Consigue un seguro de salud para mascotas. Si tienes problemas para costear el tratamiento veterinario de tu mascota, consigue una póliza de seguro para mascotas. A cambio de una prima mensual, si tu mascota se enferma o se lesiona, la compañía de seguros cubre la mayor parte de los costos implicados dentro de un límite específico. La naturaleza exacta de las pólizas y la cantidad que cubren varía ampliamente.
- Investiga. Decide cuánto puedes pagar cada mes por una prima e investiga varias compañías para saber qué nivel de cobertura proporcionan.
- Cepilla a tu perro. La frecuencia con la que lo hagas variará mucho dependiendo del tipo de perro que tengas y la frecuencia con la que mude de pelo. Cepillar a tu perro regularmente reducirá la frecuencia con la que mude de pelo y te permitirá evaluar el estado de su cuerpo. Tu objetivo es mantener su pelaje en buenas condiciones y sin nudos. Para lograrlo, posiblemente necesites un peine y un cepillo para evitar los nudos y desenredar el pelo.
- Si tu perro muda de pelo con mucha frecuencia, busca champús para este problema en los centros comerciales y las tiendas de mascotas. Baña a tu perro mientras muda de pelo una vez a la semana hasta que este problema se reduzca.
- Mantén el pelaje de tu perro limpio. El pelaje sucio puede causar infecciones secundarias de la piel, así que prepárate para bañar a tu perro con un champú suave si su pelaje se ensucia demasiado. La mayoría de perros no necesita bañarse más de una vez al mes aproximadamente. No obstante, este aspecto varía mucho dependiendo de su raza y las actividades que realice.[8]
- Ten en cuenta que el pelaje de tu perro puede crecer y necesitará que lo corte un peluquero experto en perros. Si el pelaje de tu perro crece demasiado largo, esto podría causarle irritación entre los dedos o evitar que vea apropiadamente. Además, es probable que tu perro arrastre desechos, como palos y césped, en su pelaje, lo cual podría causarle incomodidad.
- Mantén las garras de tu perro cortas. Es posible que sea difícil cortar las garras de tu perro pero es importante que mantengas sus patas en buen estado. Hazlo lentamente y con calma asegurándote de mantener las cuchillas fuera de la carne viva, parte interna de la garra que aún está viva. Cortar la carne viva podría hacer que tu perro se resista a cortarse las garras en el futuro.
- Entrena a tu perro para que asocie el corte de garras con cosas buenas. Dale un bocadillo después de cortarle las garras o llévalo a pasear por el parque. Cualquier cosa que hagas, asegúrate de permanecer animado mientras le cortes las garras sin importar cuán difícil sea.
- Proporciónale a tu perro suficiente ejercicio. Proporciónale a tu perro la cantidad de ejercicio adecuada según la clase de perro que sea. Es posible que un perro miniatura se sienta mejor jugando o atrapando la pelota como ejercicio, mientras que un labrador necesite dar largas caminatas durante al menos de 30 a 45 minutos dos veces al día para quemar sus energía. Posiblemente tengas un perro que requiera mucho ejercicio y nunca se canse. Por ejemplo, los terrier con frecuencia son capaces de correr todo el día sin cansarse.[9]
- Hacer mucho ejercicio ayuda a quemar el exceso de energía de tu perro. Si este aspecto no se toma en cuenta, podría causarle problemas de comportamiento, como masticar, cavar o ladrar en exceso.
- Asegúrate de sacar a pasear a tu perro. Tu perro debe hacer por lo menos dos caminatas pequeñas o una grande al día. La distancia de estas caminatas varía dependiendo del tipo de perro que tengas.
- Nadie quiere que su perro se escape. Si tienes un patio y dejas que tu perro permanezca solo afuera, asegúrate de colocar una cerca para que el perro no pueda escapar. Asegúrate de que la cerca sea lo suficientemente alta para que tu perro no salte sobre ella.
- Estimula la mente de tu perro con un entrenamiento basado en la recompensa. Los perros pueden aburrirse al igual que las personas. Para que los perros tengan una vida feliz, ellos necesitan estimulación mental. Esta estimulación puede proporcionarse en la forma de un entrenamiento de obediencia. Es importante que le enseñes a tu perro a sentarse, permanecer quieto y a venir hacia ti cuando lo llames.
- La mayoría de perros disfruta de una sesión de entrenamiento personalizada y estas sesiones ayudan a que tu perro desarrolle un vínculo contigo. Si usas un entrenamiento basado en la recompensa, en el que solo se recompensa el buen comportamiento y no se utiliza ningún castigo, la experiencia de entrenamiento será feliz y positiva para tu cachorro.[10]
- Entrénalo durante 10 a 20 minutos, dos veces al día, dependiendo del período de concentración de tu perro. Siempre termina cada sesión de manera positiva.
- Dale un premio a tu perro cada vez que obedezca tu orden. Puedes usar pequeños bocadillos (recuerda no sobrealimentar a tu perro) o simplemente darle mucho amor cuando haga algo correctamente. El premio que escojas dependerá de lo que motive a tu perro específicamente.[11]
- Haz que tu perro socialice. Los perros deben socializar para que se adapten cuando lleguen a la adultez. Exponlo a la mayor cantidad de personas, lugares, sonidos y olores diferentes que puedas. Cuando alcance las 18 semanas de edad (cuando el margen de socialización se termina) pensará que estos aspectos son normales y no tendrá miedo en el futuro.[12]
- Expón a tu perro a experiencias diferentes incluso si lo conseguiste cuando era adulto. Ten cuidado de no abrumar a tu perro ni atemorizarlo si no se siente cómodo. Mostrarle al perro el objeto que le causa miedo requiere de paciencia pero si lo haces a una distancia suficiente, no lo alarmará. Recompensa su comportamiento calmado y, con el tiempo, mueve el objeto más cerca recompensándolo a medida que avance para que comience a establecer una asociación positiva con el objeto.
- Deja que el perro juegue y muestre comportamientos que son normales para su raza. Por ejemplo, los sabuesos, como los basset y los Perro de San Huberto, aman olfatear. Asegúrate de darle a tu perro tiempo para olfatear su ambiente. Posiblemente quieras convertir este aspecto en un juego en el que dejes un camino de olores para que tu perro siga el rastro.
- Registra a tu perro y coloca etiquetas sobre su collar. De esta forma, te asegurarás de que regrese a casa si se pierde o se separa de ti. Muchos países tienen leyes diferentes con respecto a la tenencia de perros. Un refugio local o una clínica veterinaria son buenos lugares para preguntar sobre lo que necesitas para registrar a tu mascota y si es necesario que use un collar y una etiqueta todo el tiempo. Ten en cuenta que algunas ciudades tienen restricciones sobre las “razas de perro peligrosas” como los pitbull o ciertas razas de perro guardián.[13]
- Trata a tu perro con respeto. Nunca lo castigues haciendo uso de la fuerza física o lo degrades de alguna forma. Este aspecto incluye darle a tu perro un nombre respetuoso en lugar de uno como "Loco" o "Asesino", lo cual podría influir en la forma en la que otras personas podrían actuar con respecto a tu perro.
- Si el perro se porta mal, siempre piensa en lo que hizo y pregúntate cómo tus acciones o la falta de ellas podrían haber contribuido a que cometiera esa fechoría.
- Ten en cuenta que tu perro tiene necesidades básicas que deben satisfacerse. Por ejemplo, tu perro necesita la oportunidad de ir al baño regularmente sin ensuciar la casa o a sí mismo. Es inhumano mantener a tu perro encerrado en su casa durante horas sin contacto humano o la oportunidad de desestresarse.[14]
- Asegúrate de que tu perro tenga acceso a un lugar cómodo para dormir y no permanezca afuera en temperaturas extremas. Dejar a tu perro afuera durante el calor del verano y el frío del invierno sin protegerlo del clima adecuadamente puede lastimarlo o matarlo. Es mejor mantener a tu perro dentro de casa durante climas extremos. No obstante, si no puedes hacerlo, asegúrate de que tenga acceso a una buena casa para perro y mucha agua.[15]
- Desarrolla un vínculo de amor mutuo y respeto con tu perro. Tu perro te amará por siempre si lo tratas adecuadamente. Pasa tiempo con tu perro, aprende sobre su personalidad y lo que lo estimula. Cuanto más tiempo pases con tu perro, más significativa será tu vida junto a él.
- Hagas lo que hagas, nunca golpees a tu perro o abuses de él de alguna manera. El peor castigo para un perro es que le griten por hacer algo que ya sucedió. Los perros olvidan lo que hacen y no entienden por qué les gritas. Cuando lo castigues, asegúrate de hacerlo inmediatamente sin esperar.
Consejos
- Visita con regularidad el sitio web de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) para encontrar recomendaciones sobre alimentos para perros.
Advertencias
- ¡Nunca golpees a tu perro! Hacerlo es un acto de crueldad y solo lograrás atemorizarlo. En lugar de eso, debes dejar en claro tu desaprobación reteniendo sus bocadillos. Además, usa el afianzamiento positivo para promover su buen comportamiento.
- Presta atención al comportamiento de tu perro. Los perros generalmente dan señales cuando algo no está bien. Si notas un cambio en el comportamiento de tu perro o acciones que son preocupantes, llévalo al veterinario para que lo revisen.
Cosas que necesitarás
- casa para perro
- cama o frazada para perros
- alimento para perros
- agua
- tazones para alimento y agua
- tratamientos veterinarios (como vacunas)
- cepillo o peine para perros
- champú para perros
- libro o manual para el entrenamiento de perros
- bocadillos para perros
- correa y collar para perros
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